No dormir la noche previa al examen o repasar el temario en
el último momento pueden ser las causas principales de reprobar una
prueba.
Una de las palabras más temida y respetada por los estudiantes: el
examen. Una vez finalizado el semestre o el curso, el profesor/a tiene
que evaluar los conocimientos y aptitudes que el alumno/a ha adquirido
durante ese periodo y la manera habitual de hacerlo es mediante una
prueba oral o escrita.
Prácticas habituales como jornadas interminables de estudio días
antes de los exámenes, noches sin dormir o intentar repasar todo en el
último momento son métodos que están lejos de beneficiar al estudiante
en los resultados.
Antes del examen
Lo más importante a la hora de preparar un examen es planificarlo con
antelación, no dejarlo para unos días antes, ya que esto puede llevar a
acumular en un breve periodo de tiempo un exceso de información que
difícilmente ayudará a obtener los resultados deseados.
El tiempo será el mejor aliado para poder poner en práctica las
principales técnicas de estudio que facilitan el proceso de aprendizaje,
porque no se trata sólo de estudiar, sino de hacerlo con método.
Estudiar y comprender son términos que están íntimamente ligados. Si
no se ha comprendido lo que se ha estudiado, difícilmente se podrá
recordar en el momento de hacer un examen. Tal como recoge Luís M.
Martínez Domínguez en su libro 'El estudio de los hijos: soluciones para
padres', "el estudio para que sea eficaz debe ser activo".
¿Qué significa esto?, pues que leer sin más, memorizar o copiar lo
que pone en el libro o cuaderno son actividades pasivas que no
posibilitan la comprensión de lo estudiado, sin embargo, utilizar
técnicas de aprendizaje como el esquema, el subrayado o el resumen son
comportamientos activos que facilitan la comprensión de la materia.
Miguel Salas Parrilla, en su libro “Cómo preparar un examen con
eficacia”, recoge los pasos fundamentales en el estudio de un texto o de
un tema aplicando estas técnicas: en primer lugar, se debe realizar una
lectura rápida de lo que hay que estudiar, para tener una idea general
de los contenidos; posteriormente, es necesaria una segunda lectura
analítica subrayando las ideas más importantes, y a continuación,
elaborar un esquema que servirá de base para hacer un resumen del tema.
Para finalizar, es importante, asimismo, repetir de forma oral o por
escrito el esquema y repasar todo.
Como apunta Parrilla, estas técnicas permiten tener una información lógica y visual de lo que se está estudiando.
El esquema "permite fotografiar la estructura del tema destacando las
ideas principales y los nexos de unión entre ellas y de subdivisión con
respecto a las ideas secundarias que de ellas dependen", mientras que
el resumen "acostumbra al alumno/a a redactar el tema sin olvidar
ninguna idea importante y relacionar ideas entre sí, estableciendo los
nexos de dependencia y subordinación".
Por supuesto, si este trabajo se ha realizado con antelación, durante
el transcurso del semestre, será más fácil y más rápido asimilar y
memorizar los contenidos que si se deja para el último momento.
Pero además de estudiar, hay una serie de aspectos que el alumno/a
debe tener en cuenta antes del examen para poder prepararlo eficazmente.
En primer lugar, siempre será de ayuda prestar la debida atención al
profesor/a en clase, atendiendo a los puntos en los que hace más
énfasis, ya que estos temas tendrán siempre más probabilidad de salir en
un examen; también es importante que se anoten las dudas que surjan
durante el desarrollo de la clase y se consulten posteriormente con el
profesor/a.
Por otra parte, es fundamental conocer las prácticas habituales del
profesor/a cuando programa un examen: qué tipo de examen suele poner, su
forma de calificar, si suele repetir las mismas preguntas, a qué le da
más importancia... para ello, además de preguntar al profesor/a, sería
interesante consultar con alumnos/as de años anteriores, ellos podrán
facilitar las mejores pistas para hacerse una idea del examen al que hay
que enfrentarse.
Y llegó la noche antes del examen. Si hay algo en que coinciden la
mayoría de los expertos en el tema es que la noche antes de presentarse a
un examen hay que descansar.
Lo recomendable sería dejar de estudiar en torno a las diez de la
noche y después realizar alguna actividad relajante como escuchar
música, ver televisión o darse un baño.
Eso sí, antes de acostarse, es imprescindible revisar que se cuenta
con todo el material necesario para realizar el examen: más de un
bolígrafo, calculadora si se permite, documento identificativo si es
necesario o cualquier otro material que el profesor/a haya indicado en
clase.
Fuente: www.consumer.es

No hay comentarios:
Publicar un comentario